Calle independencia. Hambre. Rotisería. Empanadas a un precio razonable. Desenlace sospechado.
Pedido. Hora de retirar el pedido y una luz de conciencia ecológica alumbra mi pecho. "Sin la bolsita de plástico dámelas, así esta bien". Pensé que ahorrarle una bolsita al mundo era significativo. Pensé que no iba a chorrearme con el inminente relleno que salía de las empanadas y que las bolsitas de papel son incapaces de contener.
Sentados, comiendo. Señora que se acerca y dice a mi acompañante "¿vivís en Córdoba? ¿Cuantos años tenes? ¿Consumís aguas saborizadas?". Media hora de encuesta. Tarjetas que sacaba la señora, "pasemos a la 18 ¿Con cuales de estas palabras definirías la campaña de Nestle Pureza Vital?". Respuestas posibles: Suave/ Débil/ Engancha/ Molesta. Luego de este extenso cuestionario, recompensado por una lapicera de la marca, me mira. "¿De que tomabas nota mental vos?" me dice. Trago saliva. "Es que estoy escribiendo un café concert y me pareció muy interesante lo de las tarjetitas".
Tanto yo como mi compañía pensamos que venia un sermón. Pero no, la encuestadora relato sucesos laborales y me enteré que todos somos plausibles de ser categorizados en C1-C2-C3. Justo cuando sus propias anécdotas se estaban acabando, apareció en su relato "Laurita".
Laurita. Encuestadora. Verborrágica, hiperquinética, después de tres años de dormir siestas eternas se dio cuenta que estaba deprimida. Desenlace sospechado.