lunes, 4 de enero de 2010

la luna que no podía hablar


Había un cuerpo en la habitación. Miró a su alrededor y no encontró huella alguna del responsable. Buscó la puerta atormentado por pensamientos que giraban en su cabeza. Iba y venia de un lado al otro del corredor. Se dio cuenta que estaba siendo escrito en un cuento con aires de clásico, escapó presuroso por la ventana, donde se filtraban los pálidos rayos de una luna inútil, se arrojó sobre el césped.

Se levanto y piso mierda. Respiró aliviado, había escapado del cuento pretencioso y además, según dicen, tendría un buen día.



imaginario


Que te perdonen otros, yo voy a seguir condenandote por el total abandono que sufre mi cuerpo cuando el tuyo en semidesnudez se va.

Que en mi imaginacion te levantes sin dejar siquiera una esperanza de volver, te hace tan ajeno que cada lunes planifico mi semana en base a tu ausencia.